DE MENDIGO A MILLONARIO
John Paul DeJopria tiene una fortuna estimada en 2.500
millones de dólares, DeJoria ha entrado por primera vez en The World´s
Billionaires en el 2009. Año que tuvo la peculiaridad de que aparecieron
los mismos pero con la mitad del patrimonio como consecuencia de los estragos
que ha provocado la crisis financiera en sus carteras. En su ficha puede leerse
“Fortune: self made”, y nunca una descripción tuvo tanto significado.
Hay gente que nace con estrella y gente que nace
estrellada… y dentro del mundo del fracaso, existe un pequeño grupo de
privilegiados capaces de cambiar su destino, por muy negro que pareciera en un
principio. La lista de la revista Forbes DEL 2009 ha demostrado
que el sueño americano es más que una expresión y tiene nombre y apellidos: John
Paul DeJoria, de vagabundo a uno de los 1.000 hombres más ricos del mundo.
La historia de DeJoria pasaría por ser un guión de
Hollywood. La vida de un niño que con tan sólo 9 años tuvo que ponerse a
trabajar para ayudar a su madre. No tenían que llevarse apenas a la boca
después de que sus padres se divorciaran cuando él tan sólo tenía dos
años y, junto a su hermano mayor, trataba de sacarse algunos dólares
vendiendo periódicos y tarjetas de navidad. Pero pronto la situación fue
insostenible y su madre tuvo que abandonarlos en una casa de acogida con la
esperanza de que el Estado pudiera hacerse cargo de sus necesidades mejor que
ella.
Pronto DeJoria comenzó a conformarse con su destino.
Jamás llegaría a nada y como tantos adolescentes se rebeló contra toda regla
establecida. Sin pilares sólidos, fruto de un claro ejemplo de familia
desestructurada, comenzó a coquetear con las bandas callejeras de Los Ángeles
hasta que ingresó definitivamente en una de ellas. Así pasaron los años hasta
que un día cualquiera en el instituto se dio cuenta de que no era eso lo que
quería.
Fue uno de sus profesores el que le hizo cambiar su
percepción de la vida. Según ha contado DeJoria en múltiples entrevistas las
palabras “nunca jamás tendrás éxito en nada de tu vida” marcaron un antes y un
después para este empresario del mundo de la peluquería y de las bebidas
alcohólicas.
Uno de los hombres más reconocidos
en EEUU
A sus 65 años de edad, es propietario de John Paul
Mitchell Systems, de Patron Spirits Company, Patron Tequila, Solar Utility,
Diamond Audio y otras tantas compañías que ha ido fundando o comprando a lo
largo de su vida y que le reportan grandes beneficios. Pero no todo fueron días
de vino y rosas. Tras graduarse en el instituto ingresó en la Marina de Estados
Unidos, cuando se licenció quiso estudiar odontología, sin embargo, el alto
coste de las universidades norteamericanas lo hizo inviable.
Un más que breve matrimonio le dejó sólo y con un hijo
que sacar adelante. Vendió enciclopedias, seguros de vida, reparó bicicletas…
No era suficiente y, demasiado orgulloso como para pedir ayuda, acabó viviendo
en la calle, dentro de un coche, en más de una ocasión. Para conseguir
subsistir recolectaba botellas y latas que cambiaba por patatas, arroz o latas
de sopa en la tienda.
Su gran oportunidad llegó cuando los laboratorios Redken,
la mayor compañía de productos de peluquería de Estados Unidos del
momento, se cruzó en su camino. Entró cobrando 650 dólares al mes pero eso le
permitió dar el siguiente paso en la senda del éxito. Con un crédito de $700 se
asoció con un amigo, Paul Mitchell, para poner en marcha un prometedor
negocio de lociones para el pelo y métodos revolucionarios de estilismo.
Durante el primer año de vida, no era más que un buzón postal en la oficina de
correos donde recibían los encargos, mientras DeJoria y Mitchell iban,
literalmente, puerta por puerta visitaban los salones de todo el país. Su
fórmula de venta fue la clave de la victoria. El “SI no queda satisfecho le
devolvemos su dinero” en aquella época no se estilaba entre los comerciantes,
pero ellos consiguieron que gracias a esa filosofía les dieran la oportunidad
de probar sus productos y las peluquerías a las que acudían quedaban más que
convencidas.
A fecha de hoy, John Paul Mitchell Systems es un imperio
que todavía funciona con la esencia de aquellos días: hacer más con menos. No
en vano, la compañía cuenta con tres veces menos el número de empleados que una
firma de su categoría debería tener, sin embargo, el secreto radica en el
rendimiento. JPMS paga muy por encima de otras empresas del sector y los
beneficios extra que obtienen sus trabajadores se han convertido en un vínculo
de lealtad hacia la compañía y, en consecuencia, de eficiencia. En los más de
20 años que lleva funcionando, el número de personas que han dejado de trabajar
para ellos por propia voluntad es apenas un puñado.
Casado, con cuatro hijos y seis nietos, la vida de John
Paul Dejoria es un claro ejemplo de dedicación hacia los demás. Sus obras de
caridad son de sobra conocidas y vive volcado en aportar su granito de arena
para conseguir un mundo mejor. Colabora en la lucha contra el cáncer, autismo,
diabetes, leucemia, esclerosis múltiple… en la batalla contra el cambio
climático, en fundaciones de ayuda a la infancia, en organizaciones ecologistas
o el la supervivencia de las reservas indias de Estados Unidos, entre otras
muchas actividades. Ha participado vivamente en la limpieza de minas
antipersona en zonas de conflicto junto a Nelson Mandela, Brad Pitt,
Richard Branson o la reina Noor y hasta ha llegado a ponerse de
escudo entre un grupo de cazadores y una manada de focas en Canadá.
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